Gertrudis Gómez de Avellaneda, nacida el 23 de marzo de 1814 en Puerto Príncipe, Cuba, y fallecida el 1 de agosto de 1873 en Alfonso XII, España, fue una destacada escritora, poeta y dramaturga. Es considerada una de las figuras más importantes de la literatura latinoamericana del siglo XIX y una de las primeras feministas de su tiempo. Su obra abarcó diversos géneros, incluyendo la poesía, el ensayo y el teatro, reflejando tanto el sufrimiento humano como la lucha por la libertad y la igualdad.
Desde muy joven, Gertrudis mostró una gran inclinación por la literatura. A los 14 años, escribió sus primeros poemas, los cuales revelaban una profunda sensibilidad y una notable habilidad lingüística. Su educación fue influenciada por su madre, quien le proporcionó una formación literaria y cultural. Sin embargo, el ambiente conservador de su época y su condición de mujer le plantearon numerosos obstáculos. Pese a esto, continuó escribiendo y publicando, convirtiéndose en una voz respetada en círculos literarios.
En 1836, Gómez de Avellaneda publicó su primer libro de poemas titulado Alfonso a su Amiga, el cual fue bien recibido por la crítica. Posteriormente, en 1840, se trasladó a Madrid, donde su carrera literaria floreció. Durante esta etapa, escribió varias obras importantes, como la novela Sab (1841), que es considerada una de las primeras novelas antiesclavistas en la literatura hispanoamericana. La obra narra la historia de un esclavo que busca su libertad, un tema que resonó profundamente en una época marcada por la esclavitud y la opresión.
Aparte de su compromiso social, Gertrudis también abordó temas relacionados con la condición femenina. En su obra La hija de las flores (1846), se presenta una crítica a la sociedad patriarcal y a las limitaciones impuestas a las mujeres. Su escritura se caracterizaba por un fuerte sentido de la libertad personal y la defensa de los derechos de la mujer, cuestiones que, en su tiempo, eran a menudo consideradas tabú.
En el ámbito del teatro, su obra El gran maestro (1850) es una de las más representativas, en la que explora la educación y el papel de la mujer en la sociedad. A lo largo de su carrera, Avellaneda escribió más de 20 obras de teatro, muchas de las cuales fueron representadas en importantes escenarios de España y América Latina.
Aparte de su labor como escritora, Gertrudis Gómez de Avellaneda también fue una figura activa en la vida social y cultural de su tiempo. Estableció importantes contactos con otros escritores y pensadores como José de Espronceda, Gustavo Adolfo Bécquer y Emilia Pardo Bazán. Su influencia se extendió más allá de su obra literaria, colaborando en revistas y periódicos, donde abogó por causas sociales y culturales.
En cuanto a su vida personal, Gertrudis enfrentó varios desengaños amorosos que marcaron su existencia. Su relación con el poeta español Miguel de Unamuno fue particularmente significativa, aunque no culminó en matrimonio. A pesar de los reveses emocionales, su capacidad para transformar su dolor en arte es evidente en su poesía, donde el amor, la pérdida y la búsqueda de identidad son temas recurrentes.
Gertrudis Gómez de Avellaneda es recordada no solo por su rica producción literaria, sino también por su papel en la lucha por la igualdad de género y la libertad. A pesar de haber sido relegada en muchas ocasiones a un segundo plano en la historia de la literatura, su legado perdura y ha sido revalorado en las últimas décadas. En el contexto actual, su vida y su obra son igualmente relevantes, ya que invitan a la reflexión sobre los derechos de la mujer y la justicia social.
Su memoria se honra en numerosos espacios culturales y académicos en Cuba y España, donde se reconoce su contribución al desarrollo de la literatura en lengua española. En la actualidad, Gertrudis Gómez de Avellaneda es considerada un ejemplo a seguir en la lucha por los derechos humanos y la equidad de género, lo que la convierte en una figura esencial en el panorama literario y social de América Latina.