La estupidez de los más listos

En 1720, el gran matemático Isaac Newton perdió una fortuna en un crac mercantil que él mismo había predicho. Un siglo después, el realista y lógico Arthur Conan-Doyle se vio embaucado por la travesura de dos niñas y sus hadas de papel. Ya en nuestra época, la aventura del primer civil en el espacio acabó en la tragedia de una de las máquinas más perfectas del momento. Miles de inversores se sumaron a la euforia colectiva de las puntocom, con el consecuente desplome y ruina de muchos de ellos. ¿Por qué todos estos individuos, aparentemente inteligentes, actuaron como verdaderos...