Operacion Sodoma. Muerte del mono Jojoy: Caída del capo del narcotráfico y el terrorismo de las Farc
Sinopsis del Libro
El 22 de septiembre de 2010 en horas de la madrugada, 800 miembros de las Fuerzas Militares y la Policía y 72 aeronaves de transporte y combate, llegaron al punto culminante de la implacable persecución que acumulaba casi una década. Primero los helicópteros desembarcaron en sitios de cierre las contraguerrillas previstas para evitar el escape de los terroristas. En medio de la oscuridad de la noche las tropas descendieron por cuerdas entre el follaje de la selva circundante. Uno de los oficiales de la Aviación del Ejército que participó en la Operación Sodoma comentó a un periodista: —La madrugada era oscura pero tranquila, con un clima ideal para el camuflaje. El arrullador sonido de la selva fue cómplice para nuestro accionar, Nos habían entregado las coordenadas, pero no sabíamos a ciencia cierta detrás de quién íbamos— —Solamente sabíamos que era un peso pesado de la guerrilla. En estos casos es mejor no conocer el objetivo exacto, porque pueden entrar a jugar factores determinantes como las emociones y la presión al saber cuál es el objetivo— A la 1:45 A.M. los pilotos de combate recibieron la orden de bombardear el objetivo en las coordenadas indicadas. De la precisión del bombardeo iniciado a las 02:00 A.M. dependía la vida de soldados y policías que descenderían por sogas para consolidar el objetivo. Los aviones y helicópteros arpía vertieron siete toneladas de explosivos que cuando estallan producen tres efectos: 1. Deflagración (derrumbó las paredes y techos del búnker), 2. Onda explosiva y 3. Fragmentación (esquirlas). De ese material, 50 bombas de alta precisión cayeron sobre puntos predeterminados a lo largo de los 300 metros de longitud del campamento de Jojoy en especial sobre su búnker y los túneles conexos. —Objetivo localizado— comentó un piloto. —Segundo impacto— respondió otro piloto. —Veo tres blancos… ¡Impacto!— añadió otro piloto. El ruido de las explosiones era aturdidor. Los estampidos iluminaban el horizonte selvático con latigazos de fuego. Los sorprendidos terroristas que custodiaban a Jojoy intentaron repeler el ataque contra las aeronaves para asegurar la fuga de su cabecilla, pero ya era tarde. En el primer bombardeo las esquirlas de una explosión produjeron heridas fatales al Mono Jojoy, quien murió asfixiado porque las paredes del búnker se le vinieron encima, y, tampoco alcanzó a ser evacuado por sus escoltas, neutralizados en los combates con la Fuerza de Despliegue Rápido
Ficha del Libro
Total de páginas 272
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