Leandro Fernández de Moratín fue un destacado dramaturgo, poeta y traductor español, nacido el 10 de marzo de 1760 en Madrid y fallecido el 22 de diciembre de 1828 en la misma ciudad. Su obra se enmarca dentro del Neoclasicismo, movimiento literario que prevaleció en Europa a finales del siglo XVIII y principios del XIX, caracterizado por la búsqueda de la razón, la claridad y el equilibrio en la expresión artística.
Moratín provenía de una familia de ascendencia burguesa, y recibió una educación esmerada que le permitió desarrollar su talento literario desde temprana edad. Estudió en el Colegio de San Mateo, donde cultivó su amor por la literatura y comenzó a escribir sus primeros poemas. Su formación le permitió familiarizarse con las obras de los grandes autores clásicos, así como con la literatura contemporánea de su tiempo.
Uno de los aspectos más relevantes de la vida de Moratín fue su pasión por el teatro. En el contexto de los cambios sociales y políticos que se producían en España en el siglo XVIII, se propuso revitalizar la escena teatral española, influyendo en la configuración de lo que sería el teatro moderno en el país. En 1792, estrenó su primera obra importante, El viejo y la niña, una comedia que se convirtió en un gran éxito y le otorgó reconocimiento inmediato.
Además de El viejo y la niña, su producción teatral incluye otras obras que han perdurado en la memoria cultural española. Entre sus obras más destacadas se encuentran:
- Las mocedades del Cid (1799)
- El sí de las niñas (1806)
- La comedia nueva o el café (1816)
En El sí de las niñas, Moratín aborda el tema del matrimonio y la libertad de elección, proponiendo una visión crítica de las normas sociales de su tiempo. La obra presenta una narrativa que enfatiza la importancia de la voluntad individual frente a las imposiciones sociales, reflejando su postura ilustrada y su compromiso con la justicia social. Este enfoque le valió el reconocimiento como pionero en la defensa de los derechos de las mujeres en una época en que la sociedad era muy conservadora.
Además de su labor como dramaturgo, Moratín también fue un prolífico traductor. Su traducción de la obra El inmortal de Jean Racine es un ejemplo de su capacidad para adaptar textos extranjeros al español, manteniendo la esencia de la obra original. A lo largo de su carrera, tradujo a varios autores franceses y clásicos, contribuyendo así a la difusión de la literatura francesa en España.
Otro aspecto relevante de su vida fue su relación con la Real Academia Española, a la que fue elegido miembro en 1806. Esta vinculación le permitió tener un papel activo en el ámbito literario y cultural de su tiempo, además de contribuir a la promoción del idioma español. Sin embargo, la invasión napoleónica y los convulsos años que siguieron llevaron a Moratín a un exilio voluntario en París, donde continuó escribiendo y publicando obras.
Leandro Fernández de Moratín es considerado uno de los más grandes representantes del Neoclasicismo en España. Su legado perdura en la historia literaria del país, y sus obras continúan siendo estudiadas y representadas en los teatros españoles. Su capacidad para abordar temas de relevancia social, su maestría en el uso del lenguaje y su compromiso con la búsqueda de la razón y la verdad son cualidades que lo destacan como un autor fundamental en la literatura española.
A lo largo de su vida, Moratín se mantuvo fiel a sus principios, abogando por un teatro que reflejara las realidades sociales y promoviera la educación y el progreso. Su influencia se deja sentir en las generaciones posteriores de escritores y dramaturgos, quienes encontraron en su obra una fuente de inspiración inagotable.