Ingrid Betancourt es una política y activista colombiana nacida el 25 de diciembre de 1960 en Bogotá, Colombia. Su vida y carrera están marcadas por su compromiso con la justicia social y la lucha contra la corrupción en su país. Betancourt proviene de una familia con una sólida trayectoria en la vida pública; su padre, el ingeniero Gabriel Betancourt, fue un destacado funcionario del gobierno y su madre, la política y activista Damaris Galvis, influyó en sus valores políticos desde una edad temprana.
Ingrid creció en un ambiente privilegiado, pero también fue testigo de las desigualdades y conflictos que han marcado la historia de Colombia. Estudió en el Collège Franco-Argentin en Bogotá, donde se destacó académicamente, y luego continuó sus estudios en la Universidad de los Andes, obteniendo una licenciatura en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales. Posteriormente, se trasladó a París para completar su formación en la École Nationale d'Administration, una de las instituciones educativas más prestigiosas de Francia.
El compromiso de Betancourt con la política se consolidó en la década de 1990, cuando fue elegida como senadora por el partido Verde Oxígeno en 1994. Durante su tiempo en el Senado, se hizo un nombre como una voz crítica contra la corrupción y el narcotráfico, dos de los mayores desafíos que enfrentaba Colombia en ese momento. Betancourt buscó promover reformas políticas y sociales, abogando por los derechos humanos y la democracia en un país azotado por la violencia y las injusticias.
En 2002, Ingrid Betancourt se lanzó a la presidencia de Colombia como candidata de su partido, el Partido Verde. Su campaña se centró en la lucha contra la corrupción y el establecimiento de un gobierno más transparente. Sin embargo, su aspiración a la presidencia se vio truncada cuando fue secuestrada el 23 de febrero de 2002 por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) mientras se dirigía a un mitin político en el departamento de Caquetá.
El secuestro de Ingrid Betancourt tuvo un impacto profundo tanto en Colombia como en el ámbito internacional. Durante su cautiverio, que duró más de seis años, se convirtió en un símbolo de la lucha contra el secuestro y la violencia en Colombia. La comunidad internacional, incluidos gobiernos, organizaciones de derechos humanos y ciudadanos de todo el mundo, se movilizó para exigir su liberación y la de otros secuestrados.
El 2 de julio de 2008, Betancourt fue liberada en una operación de rescate conocida como Operación Jaque, que fue llevada a cabo por el Ejército colombiano. Su regreso a la libertad fue recibido con celebraciones y conmoción, y rápidamente se convirtió en una figura emblemática en la lucha por los derechos humanos y la paz en Colombia. A partir de su liberación, Betancourt ha dedicado su vida a la defensa de los derechos humanos, la promoción de la paz y la justicia social.
Ingrid Betancourt ha sido reconocida a nivel mundial por su valentía y compromiso, recibiendo numerosos premios y distinciones, entre ellos el Premio del Pueblo otorgado por la Universidad de Harvard y el Premio a la Libertad de la Fundación Oslo Freedom Forum. Además, ha trabajado como conferenciante y activista en diversas plataformas internacionales, compartiendo su experiencia y abogando por la construcción de un mundo más justo y pacífico.
A lo largo de su vida, Betancourt ha enfrentado retos significativos, incluida la pérdida de su estatus político y las críticas por su participación en la política colombiana. Sin embargo, ha mantenido su firme compromiso con la causa de los derechos humanos y la reconciliación en Colombia. Su historia personal de superación y resistencia la ha convertido en un referente en la lucha contra la opresión y la injusticia.
Ingrid Betancourt continúa siendo una voz importante en el debate político y social de Colombia, instando a sus compatriotas a seguir luchando por un futuro libre de violencia y corrupción. Su legado es un recordatorio del poder de la resiliencia y la perseverancia en la búsqueda de un mundo mejor para todos.