Mary Shelley, nacida el 30 de agosto de 1797 en Londres, fue una influyente escritora y pensadora inglesa, conocida principalmente por su novela Frankenstein, que no solo marcó el inicio de la ciencia ficción como género literario, sino que también la ha consagrado como una de las figuras más importantes de la literatura romántica.
Hija de la famosa feminista y filósofa Mary Wollstonecraft y el filósofo William Godwin, Mary Shelley creció en un ambiente intelectual vibrante, donde se cultivaban ideas radicales sobre la igualdad y los derechos de la mujer. Sin embargo, su vida personal estuvo marcada por la tragedia desde el principio; su madre murió poco después de su nacimiento, lo que dejó una profunda huella en la joven Mary.
En 1814, con apenas 16 años, Mary comenzó una relación con el poeta Percy Bysshe Shelley, quien estaba casado en ese momento. Esta relación escandalizó a la sociedad de la época y llevó a Mary a huir con Percy a Francia. Durante su tiempo juntos, Mary sufrió la pérdida de varios seres queridos, experiencias que la influirían profundamente en su escritura.
El año 1816 fue especialmente significativo en la vida de Mary Shelley. Durante un verano en Ginebra, junto a Percy y el poeta Lord Byron, se desató una tormenta que los obligó a permanecer en interiores. Fue en esas circunstancias que Lord Byron propuso un desafío: cada uno debía escribir una historia de fantasmas. Este ejercicio creativo llevó a Mary a concebir la idea que más tarde se convertiría en Frankenstein.
Frankenstein, publicada por primera vez en 1818, cuenta la historia de un joven científico, Víctor Frankenstein, que crea un ser a partir de partes de cadáveres. La novela plantea profundas preguntas sobre la naturaleza de la vida, la ambición humana y las consecuencias de jugar a ser Dios. A lo largo de la historia, Mary Shelley explora temas de alienación, identidad y la lucha del individuo contra la sociedad.
La recepción de Frankenstein fue mixta. Aunque algunos críticos elogiaron la ambición y profundidad de la obra, otros la desestimaron como una obra menor o incluso obscena. Sin embargo, con el tiempo, Frankenstein se ha convertido en un clásico de la literatura y ha influido en innumerables adaptaciones cinematográficas, obras de teatro y estudios académicos.
A lo largo de su vida, Mary Shelley continuó escribiendo, aunque ninguno de sus otros trabajos alcanzó la misma notoriedad que su primera novela. Publicó varias obras, incluyendo The Last Man (1826), una novela post-apocalíptica, y Mathilda, una novela semi-autobiográfica. También escribió biografías de su esposo, Percy, y dedicó mucho tiempo a la promoción de su obra literaria.
Mary Shelley tuvo una vida personal llena de tragedias. Aparte de la pérdida de su madre, sufrió la muerte de varios de sus hijos a una edad temprana, así como la de Percy en un accidente de barco en 1822. Estas experiencias personales desgarradoras alimentaron sus inquietudes existenciales y su escritura, que a menudo aborda la muerte y la pérdida.
En sus últimos años, Mary Shelley continuó trabajando y se involucró en actividades literarias y políticas. Participó en el movimiento por los derechos de las mujeres y fue una defensora de la educación y la igualdad. Mary falleció el 1 de febrero de 1851 en Londres, dejando un legado duradero que sigue inspirando a generaciones de lectores y escritores.
Su vida y obra se consideran un testimonio de la lucha por la creatividad y la expresión personal. Mary Shelley no solo dejó su impronta en la literatura, sino que también contribuyó a la discusión sobre la ética de la ciencia y el papel de la mujer en la sociedad, estableciendo un puente entre las ideas del siglo XVIII y las del futuro.
Hoy en día, Mary Shelley es reconocida no solo como la madre de la ciencia ficción, sino también como una pionera del pensamiento moderno sobre la identidad y la moralidad. Su obra continúa siendo objeto de análisis y admiración, y su figura ha sido reivindicada como un ícono del feminismo literario y de la literatura romántica.