UN COFRE DE UNGÜENTOS PRECIOSOS

Sinopsis del Libro

Toda confluencia de bendiciones, tanto para esta vida como para la venidera, del Padre de las misericordias y Dios de todos los consuelos. Os debo más que una epístola a cada uno de vosotros. Pero como el Señor os ha hecho cercanos y queridos unos a otros en más de un sentido, me atrevo a presentaros este tratado conjuntamente. No hay nada en este libro que se refiera al gobierno de la Iglesia o del Estado. El propósito de este tratado es mostrar lo que valen los hombres para la eternidad, y cómo es probable que les vaya en el mundo eterno. No hay más que llevar con ellos, almas preciosas e inmortales, que valen más que diez mil mundos. Si el alma está a salvo, todo está a salvo. Si el alma está bien, todo está bien. Si el alma está perdida, todo está perdido. La primera gran obra a la que los hombres deben atender en este mundo es la seguridad eterna de sus almas; la siguiente gran obra es saber, estar seguros, de que les irá bien a sus almas para siempre. [Granctensis cuenta de una mujer que estaba tan afectada por los abortos de las almas, que rogaba a Dios que detuviera el paso al infierno con su alma y su cuerpo, para que nadie pudiera entrar. Oh alma divina! investida de la imagen de Dios, desposada con él por la fe, etc. -Bernardo]. Y estas son las cosas principales a las que se apunta en este discurso. El alma es la parte mejor y más noble del hombre. En el alma se estampa la imagen de Dios con toda justicia. El alma es la primera convertida, y el alma será la primera y más glorificada. El alma es esa sustancia espiritual e inmortal que es capaz de unirse a Dios, de comulgar con él y de fructificar eternamente con él. Platón, aunque era pagano, pudo decir que pensaba que el alma estaba hecha toda la eternidad, y que la puesta del alma en el cuerpo era una señal de gran ira de Dios.