Memorias de un cazador

La tangente ¿Por qué la tangente siendo una recta infinita y continua, se empeña caprichosa en tocar un solo punto de la circunferencia? De la misma manera que las musas del Helicón; se dignan ufanas en poseer el alma sublime del poeta... Interes de la grandeza en sobre la pequeñez... Determinación inconcebible de la fuerza sobre la debilidad.

Olanda, Italia. Prospettive diverse che s'incrociano fino a fondersi, in storie di ordinaria e tangibile poesia. Sono quelle che scivolano sulle strade di Amsterdam dove i giorni passano, rincorrendo se stessi, senza lasciare in apparenza alcuna traccia. I suoi protagonisti vivono intensamente il loro presente, utilizzano il passato per affrontare il futuro, ne attraversano con leggerezza il destino. Le loro esistenze sembrano essere come tante altre. Eppure, ognuna di esse ha un buon motivo per esser raccontata. Ascoltata. Letta.

¡Vuelve Díaz de Tuesta con el esperado final de la trilogía «Un día en el Támesis», para deleite de todos sus lectores! Una novela de romance histórico ambientada en Londres que nos hará preguntarnos si el amor puede perdonarlo todo. Un paseo en barca al anochecer, un encuentro que se enreda en un entramado de engaños, y que puede llegar a provocar un desastre. Y es que, ¿de verdad puede el amor perdonarlo todo? Han pasado varios años desde que desapareció Minnie, la hermana pequeña de Arthur Ravenscroft, marqués de Badfields, pero él no se ha detenido en el empeño de...

Susan era poco m&ás que una ni&ña cuando conoci&ó el amor en los brazos de su amigo Con, en una caverna en los acantilados de Dover. Quiz&ás por su juventud reaccion&ó como lo hizo, y lo apart&ó de su lado cuando descubri&ó que &él no era, como ella cre&ía, el heredero del condado de Wyvern. Once a&ños despu&és, vuelven a encontrarse en las mismas tierras. Pero Con ya no es el mismo: la guerra en Europa ha curtido un coraz&ón ya dolido por el rechazo, y adem&ás, por un capricho del destino, ha vuelto convertido en conde. Susan vive ahora al filo de la ley, entregada al peligroso...