Lucía y el unicornio felices para siempre

El señor Peabody es un gigante del mundo de los negocios, inventor, científico, experto gastrónomo, ganador de dos medallas Olímpicas; en fin, es todo un genio…, y también es un perro. Usando su invento más ingenioso, la máquina WABAC, el señor Peabody y el niño al que ha adoptado, llamado Sherman, vuelven atrás en el tiempo para vivir en directo los eventos más importantes que cambiaron la historia e interactuar con algunos de los personajes más ilustres de todos los tiempos. Pero cuando Sherman rompe las reglas y hace algo que no se permite a los viajeros que atraviesan el...

Papa promete a Quique y a Arturo que visitaran la exhibicion de dinosaurios el domingo, mientra mama esta fuera. Pero cuando llega el domingo, papa descubre que le falta practica para lidiar solo con sus dos hijos, y el dia transcurre entre pequenos desastres y ritos familiares... Despues de la tormenta, este papa se da cuenta de que tiene mucho que aprender sobre sus hijos... y sobre los dinosaurios.

Seres inanimados como una jaula y un alfiler, una diversidad de animales, varios niños y algunos adultos son los protagonistas de estos nueve relatos originales, plagados de ternura y enseñanzas: «La jaulita dorada», «Nika», «Chinbrú», «Pascua», «Bimbo» —un hermoso perro capaz de sanar—,«Tiflor», «La paloma blanca», «El alfiler de cabeza negra» y «Tío Antonio» componen esta invitación de la autora a cruzar la puerta mágica de la fantasía. El deseo de Eduarda Mansilla de sobrevivir en la memoria de los argentinos más jóvenes la llevó a escribir «Cuentos»...

Cuando Señor Grande y Señor Pequeño están juntos hacen cosas increíbles. Montan en bicicleta, dan de comer a los pájaros y se cuentan historias asombrosas. ¡Y si llueve, Señor Grande y Señor Pequeño se intercambian los sombreros! Pero un buen día, unos murmullos amenazan con romper la felicidad de los dos amigos... ¿Por qué visten con esos colores tan llamativos? ¿Y cómo pueden llevarse tan bien si son tan distintos? Una conmovedora historia que pone en alza el valor de la diferencia y nos recuerda que a veces, para vencer los prejuicios, basta con ponerse un sombrero.