Me lo contó un pajarito

Este libro aborda un tema fundamental. Se hace mucho más relevante la temática por tratarse de un cuaderno para niños. Aquí se habla de la Muerte. La mayoría de los padres no saben cómo abordar la cuestión con sus hijos. Pareciera ser un tema tabú. Cuando la tragedia toca de cerca a nuestras familias casi siempre nos encuentra desprevenidos. No hemos sido correctamente preparados para asumir el dolor. Por eso, libros como éste se agradecen; sobre todo si se conduce el mensaje, como aquí, de una manera tierna e inteligente, alcanzando un tratamiento plástico, armónico y sereno. La...

Neste novo livro, delicia-te a descobrir como ao longo dos anos a Malu tem lidado com as suas amizades. Das discussoes que duram cinco minutos, as alcunhas pouco lisonjeiras (mas perfeitamente honestas), das cenas de ciumes a ideia genial de formarem uma banda, de certeza que te vais identificar e rever em inumeras situacoes vividas pela Malu e as suas amigas. Por isso prepara-te para embarcar nesta viagem repleta de boa disposicao que celebra, nas palavras da sua protagonista, «um dos bens mais preciosos que temos».

"A wonderfully simple book that’s simply wonderful for reading aloud." — Booklist (starred review) Available in a dual Spanish-English edition! A Boston Globe-Horn Book Honor Book Three starred reviews (Booklist, The Horn Book, School Library Journal) One child. One swing. An obliging dad. The inevitable plea to go Higher! Higher! Add Leslie Patricelli’s wildly expressive illustrations, and an everyday pastime reaches new heights of humor and whimsy. How high can it go? Higher than a giraffe? Taller than a mountain? Is Earth the final frontier? In this ingenious story of very few words, ...

En su casa, la viejita se aburría. Ya nadie la venía a ver y ella ya no veía a nadie. Sólo estaba el reloj de la cocina para ver cómo pasaba el tiempo. Hasta que un día se aparece la Señora Muerte y todo eso cambia. Para entretenerla, la viejita preparó un buen té de China bien cargado. —¡Mmm, qué delicioso té!, se alegró la Señora Muerte chasqueando la lengua. —Es verdad —contestó la viejita—, y es todavía mejor con unos polvorones de canela. Entonces la viejita se puso a cocinar... Cinco minutos más o cinco minutos menos, ¿qué importa?