La sirena y la señora Hancock

La Disciplina clericalis forma parte de ese gran mar que significa narrar una historia; entre sus cuentos se conjuntan las raíces del Oriente con la tradición nacida en griego y latín. Su autor, Pedro Alfonso, resulta el eslabón medieval que permitió el tránsito de narraciones de un continente a otro, de las lenguas semíticas al idioma de los Rómulos y Fedro; su influencia ha sido profunda en Europa y sus historias cuentan ahora con una edición actualizada, y copiosamente anotada, de la mano de Edgar Vargas Oledo en colaboración con María Jesús Lacarra.

Se había casado con ella, se había acostado con ella y Maeve le había dado un heredero... y eso era todo lo que quería. Hasta que Maeve sufre un terrible accidente en el que pierde la memoria y no recuerda ni a su marido ni a su hijo.Tal vez la mente de Maeve no recuerde a su marido, pero su cuerpo sí lo recuerda... y cada vez que la toca, la hace temblar. ¿De verdad que aquel hombre increíblemente guapo es su marido?Dario decide entonces seducir a su esposa para recordarle lo felices que eran juntos...

El cadáver de Lorenzo Manón Martínez - Lolo Manón para sus allegados y vecinos - es encontrado una mañana en la sala de su propia casa con dieciocho cuchilladas en el cuerpo. Las circunstancias que rodean al homicidio, así como las diversas versiones del hecho, son la base narrativa de esta original novela especie de Comedia Humana posmoderna situada en una inquietante pero absolutamente verosímil ciudad de México. Aquí, las voces de los numerosos personajes se entrecruzan y contraponen para dar forma a un drama colectivo en el cual Susana Pagano conjuga con gran habilidad la...

Cuando se es un libertino... El diplomático Max Ransleigh, al que conocían como Max el Magnífico, era famoso por su encanto, pero una traición política le hizo perder su cargo y reputación. No parecía el salvador más adecuado para una joven de buena familia. Pero la señorita Caroline Denby no necesitaba que la salvaran; bien al contrario, quería que arruinaran su reputación. Para Caroline, el matrimonio equivalía a una sentencia de muerte, así que cuando conoció a Max, pensó que era la solución a sus problemas. Ahora, solo tenía que convencer a aquel libertino para que...