Amemos a San José

En este libro el autor reflexiona una vez más sobre la dimensión teologal de la vida cristiana, desplegada en la fe, la esperanza y el amor, poniendo de relieve su poder de transformar la vida de las personas, dándole valor, sentido, esperanza y una profunda alegría que no elimina los sufrimientos, pero permite vivirlos sin desfallecer en ellos. La imagen de la intemperie subraya la falta de apoyos sociales y culturales para la fe y su constante exposición a peligros que pueden parecer insuperables. Pero a la intemperie crecen los árboles más vigorosos, y la intemperie procura la...

Aprenda los elementos b+sicos de una predicaci-n. Construya y desarrolle sus propias predicaciones. Utilice las herramientas adecuadas y aprenda a seleccionarlas correctamente para sus predicaciones. Esta obra le ayudar+ a usted para aprender las tZcnicas y los mZtodos m+s simples para aprender a predicar.

Hay muchas maneras de constuir un matrimonio fuerte: pasando tiempo juntos, supliendo las necesidades del conyuge, escribiendose notas, dandose afecto fisico, manteniendo vivo el romance. Pero la oracion es el pegante que une todo. "Cuando Las Parejas Oran es un gran recurso que motiva y guia a las parejas a una vida de oracion significativa. Lleva a los esposos a usar el tremendo poder disponible para orar juntos. En este libro encontraras esperanza, animo e ideas practicas y manejables para orar en pareja. Historias verdaderas, pasajes de las Escrituras, citas que motivan, y ejercicios de...

Algunos de nosotros parecen haber dejado la resurrección en un lugar muy lejano -quizás para algunos, inexistente- en nuestra predicación. Cuando esto es así, no está en armonía con la proclamación bíblica del Evangelio. Les insto a que se sienten con su Biblia y lean detenidamente y en oración el libro de los Hechos. Allí encontramos una predicación genuina y llena del Espíritu Santo de las buenas nuevas de Jesucristo. Observarán allí la prominencia, a veces incluso la primacía, de la resurrección de Cristo. Un Salvador moribundo compró nuestro perdón; un Salvador vivo...