El Hijo de la Perdicion = Son of Perdition

Aquel embarazo inesperado llevaba las cosas a otro nivel Shea Weatherby no creía en los finales de cuentos de hadas, así que cuando su príncipe azul se cruzó en su camino, no confió en sus intenciones. Tras quedarse embarazada después de pasar una noche con él, le dio un ataque de pánico. Paxton Merrick ganaba millones construyendo yates para los ricos de Seattle. Ahora, con Shea, su barco podía llegar a buen puerto. Aunque, si sus infructuosos esfuerzos por conseguir que fuera su pareja eran un presagio, se aproximaban aguas turbulentas. Pero estaba dispuesto a hacer lo que fuera...

Empresarios atrapados en un psiquiatrico por error; guionistas reconvertidos en vagabundos para inspirarse; soldados colgados por los pulgares; seductores legendarios por quienes se suicidan todas las mujeres; pero tambien torpes herederas a las que resulta imposible encontrar marido; jovenes cuya hermosura no para de acarrearles problemas; adolescentes que descubren la ciudad por primera vez, chicos que conocen a chicas y viceversa: sobre estos y otros personajes escribia Francis Scott Fitzgerald en los relatos que se reunen aqui por primera vez.

Alonso Fernández de Avellaneda, es el supuesto autor del Quijote apócrifo (titulado Segundo tomo del Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha), publicado en Tarragona en 1614. Ha habido múltiples conjeturas y teorías sobre la verdadera identidad de Fernández de Avellaneda. Martín de Riquer sugirió que se trataba de Jerónimo de Pasamonte, soldado y escritor contemporáneo de Miguel de Cervantes que combatió en Lepanto, como él, y autor de una Vida, que no llegó a ser impresa. Otra hipótesis afirma que se trata de Cristóbal Suárez de Figueroa. Figueroa se desplazó a Barcelona...

¡Quería ser amada por ella misma, no por el hijo que esperaba! Embarazada y escarmentada por las mentiras de su ex, Sydney Forrest llegó a Weaver, Wyoming, con el propósito de empezar de nuevo y olvidarse de los hombres una temporada. Pero allí iba a encontrarse con el más desesperante de todos ellos. Derek Clay era grosero, impertinente y odiosamente mordaz... y tan atractivo que Sydney no sabía si huir o quedarse allí para siempre. Derek no estaba dispuesto a consentir que aquella niña rica lo tratase como si fuera un trapo, pero pronto iba a descubrir que bajo aquella fachada...