Dios en un Volkswagen amarillo.
Efraim Blanco es una especie de mago, de su chistera brotan historias a borbotones, historias que con un desparpajo verdaderamente ejemplar irrumpen en nuestra limitada visión de mundo y la iluminan, la perturban, la obligan a reconstrirse. Esta cascada de historias se concentra en la indagación del mundo, desde la fantasía y la imaginación más desaforadas asistimos a una reivindicación de la realidad, a su crisis de violencia, a la imperturbabilidad en la que nos gozamos irresponsablemente: un niño le destroza el cráneo a su padre para que aprenda a no mentir; un diablo aparece...