Tenemos que educar

«Si usted va por la calle y ve a un grupo de chavales quemando un contenedor, seguro que se lo pensará dos veces antes de intervenir para recriminar a los gamberros su incívica actuación. ¿Por qué? Simplemente por miedo. Miedo o incertidumbre -llámelo como quiera-, porque usted no sabe cómo van a reaccionar estos mozalbetes empecinados en que el contenedor callejero arda como un tizón verbenero. También estoy convencido de que usted, que es una persona con dos dedos de frente, intuirá -¡y con muy buen tino!- que, en un primer momento, no conseguirá que reaccionen con acatamiento, ...