¿Para qué y para quién vivimos?
Suele decirse que, cuando se tiene un “porqué” para vivir, se soporta casi cualquier “cómo”. ¿En qué consiste, de dónde surge, cómo se alcanza ese “porqué” que otorga a nuestra vida la confluencia de emoción e intención que denominamos “sentido”? No sólo se trata de que “el cuerpo pide” lo que le reclama el alma, ya que el alma se alimenta de la trascendencia que surge de nuestra pertenencia a la comunidad espiritual de una existencia colectiva. Así, más allá de lo que en un momento dado registre la consciencia, cuerpo, alma y espíritu participan siempre, de...