Un verdadero artefacto literario que con poesía, música y originalidad recorre en un mismo viaje París, Buenos Aires y los rincones más inaccesibles de un grupo de personas que, en el afán de encontrarse, se escapan de sí mismas. «En pleno contento precario, en plena falsa tregua, tendí la mano y toqué el ovillo París, su materia infinita arrollándose a sí misma; entonces no había desorden, entonces el mundo seguía siendo algo petrificado y establecido, un juego de elementos girando en sus goznes, una madeja de calles y árboles y nombres y meses.» En Rayuela (1963), Julio...