Eduquemos a nuestros hijos
José Luis Navajo estaba conversando con unos padres angustiados. El motivo de su desazón era la manera en que sus hijos se conducían últimamente. Finalmente, con ojos inundados de lágrimas y las emociones rotas, quebraron la calma de la tarde en un grito desesperado: "¡Amamos a nuestros hijos, pero no sabemos cómo ayudarles! ¡Queremos que vivan correctamente, pero no somos capaces de que lo entiendan!" Frente a aquel matrimonio, sacudido por el desconcierto y abatido por la preocupación, el autor se afirmó en la idea de que pocos papeles son tan difíciles de desempeñar como el de...